PENSAMIENTOS


Pensamiento educativo de Antonio José de Sucre:

La misión Sucre se ha diseñado como la estrategia para romper, por la vía de la Educación Universitaria, los círculos de exclusión, consiste en incorporar a la Educación Universitaria, a todos los bachilleres que así lo deseen, de acuerdo con la Constitución (sin más limitaciones que las que derivan de sus aptitudes, vocación y aspiraciones). (Fundamentos Conceptuales de la Misión Sucre, 2003, p. 3).

Desde la creación de la Misión Sucre, surge la necesidad de justificar porqué esta misión tan importante debía lleva el nombre de “Antonio José de Sucre”. Al comienzo el presidente Hugo Chávez Frías afirmaba que Sucre era el joven de la independencia que con tan sólo  quince años se presentó en el Ejercito Libertador para servir a su patria.

Éste  joven  desde 1810 hasta 1830, en su corta y prolifera carrera  asumió responsabilidades de General, de Magistrado, de Legislador, Diplomática y Presidente de  Bolivia. Entre los más grande laureles con que la historia lo premia es haber obtenido el titulo de Gran Mariscal de Ayacucho y General en  Jefe del Ejercito Libertador. Uno de los aportes más importante que deja a la humanidad es el Tratado de Regularización de la Guerra,  que puso fin a la guerra muerte entre Venezuela y España,  y que fue aprobado en Trujillo, 26 de noviembre de 1820. Asimismo, deja un legado muy importante en Bolivia, y fue lo que podríamos llamar en la actualidad una Revolución Educativa. Sin embargo, el Mariscal no desarrolló en su obra escrita una tesis educativa, pero, en un largo proceso de revisión de sus archivos se puede constar la inmensa impotencia que éste le confiere a la educación como factor de conformación de la naciente república boliviana, además, es reconocida por diferentes historiadores su vocación de maestro en la formación del Ejercito Libertador.

El 26 de mayo de 1826 el Congreso Boliviano  elige a Antonio José de Sucre Presidente de la República, comienza así, una de las más difíciles tareas que enfrentaría. Como gobernante de Bolivia organizó la Hacienda Pública y la administración general; independizó la Administración de Justicia; fundó hospitales escuelas y hospicios; revivió la minería y la agricultura; promovió la libertad de los esclavos y el reparto de tierras a la población nativa; publicó el periódico el “Cóndor”; estableció el sistema de correos con comunicación frecuente con Lima y Buenos Aires; llevó a cabo reformas en el régimen de la iglesia; respetó la libertad de expresión; indicó gestiones para que el Puerto de Aria fuese cedido a Bolivia y promovió la inmigración. (Silva Aristigueta, A., 1996, p. 60).

En su corto paso por la presidencia de Bolivia se sintió especialmente orgulloso de su la labor al beneficio de la educación pública, así lo deja asentado en su último mensaje como presidente, el 2 de agosto de 1828, en su mensaje a los Hijos de Bolivia:
La educación es lo que ha hecho más progresos. Los colegios quedan establecidos y marchan bien en todas las capitales de los departamentos, donde también se han abierto escuelas de enseñanza mutua que adelantan rápidamente, y entre ellas las hay para ambos sexos. Las escuelas primarias por el antiguo método se han multiplicado en las provincias y cantones. Para la enseñanza, el gobierno ha dado un plan de estudio análogo a la ilustración del siglo. Los establecimientos de beneficencia se han aumentado, y casi están completos los decretos. Necesitan sin embargo, perfeccionarse en su régimen, para que los acogidos a ellos sean más útiles. Sus rentas, como las de la educación publica, son más que las que hubo esperanza de adquirir, pero los colegios necesitan aumento para dotar suficientemente a sus profesores, si es que ha de haberlos buenos y hábiles.